Probablemente este invento va a ser el que reinvente el concepto de casco y el que revolucione toda su industria. Dos jóvenes suecas han inventado una especie de bufanda – airbag que se infla automáticamente en caso de accidente. El casco contiene un sensor que recoge los movimientos de las personas 200 veces por segundo y en cuanto detecta cualquier anomalía se infla en una décima de segundo protegiendo así la cabeza del ciclista. Es tres veces más seguro que los cascos convencionales pero de momento está fuera del alcance de todos los bolsillos ya que su precio ronda los 300€.