En efecto amigos, aunque tanto a vosotros como a mí os salte una carcajada al leer este titular, es una realidad patente en el gran gigante asiático. No llego a comprender qué puede pasar por la cabeza de una persona que pone un collar a su lechuga o repollo y lo saca a pasear por la calle como si de una mascota se tratara pero claro, a estas alturas resultaría un tanto cómico intentar ponerse en el lugar de personas como estas… ¿El objetivo de la acción? Pues ni más ni menos que establecer nuevas relaciones personales entre personas que se encuentran en cierta situación de soledad o grados de depresión. Preparaos porque el día menos esperado os veis a vuestros vecinos por la calle arrastrando un melón o una sandía…

excentricidades