Cristina es licenciada en derecho, es madre de 4 hijos y lleva una vida bastante normal, pero una afición por los piercings la convirtió en lo que vais a ver a continuación. Después de un matrimonio fallido con malos tratos incluidos decidió dar un vuelco a su vida y ser la persona que siempre quiso ser: Una vampira… Para mi es una persona muy respetable y coherente, pero claro, la primera impresión es lo que cuenta y está claro que quién se la cruce por la calle se hace pipí en los pantalones.