En el fondo de la Bahía de San Fruttuoso y sumergido a 15 metros de profundidad descansa desde hace 60 años el Cristo del Abismo, una estatua de bronce de 2,5 metros de altura. Al contrario de lo que pudiera parecer, la estatua no se quedó ahí después de un naufragio sino que fue construida para ser colocada ahí en 1954 después de la muerte de Dario Gonzatti en una inmersión. El Cristo dirige sus brazos hacia el cielo en signo de paz y para su construcción se utilizaron materiales fundidos de distintas procedencias. A sus pies se encuentra una placa en memoria de su constructor, Duilio Marcante. Existen numerosas réplicas de esta estatua a lo largo y ancho del planeta.